"De la educación del gusto musical"
José Font y de Anta
José Font y de Anta
Quienes trabajamos con celo y patriotismo por el adelanto del arte en nuestra patria, tenemos un gran enemigo; aquel que con razones engañosas proclama el arte vulgar porque está más al alcance de todos. Si se trata solamente de agradar al ignorante, nuestra labor es cosa perdida; pero se trata de conseguir algo mucho más noble: la educación artística y el desarrollo del gusto del público, y este desarrollo se consigue oyendo buena música. Es, pues, con una frecuente asistencia a conciertos como más rápidamente puede educarse el gusto musical.
Es sorprendente lo rápido del progreso en una persona que oiga buena música con frecuencia. Al principio se opera una confusión muy desagradable en quienes escuchan sin la debida preparación obras modernas. Un oído inculto no acierta siquiera a descubrir las ideas de la obra por muy sencilla que ésta sea; la línea melódica se le pierde en el tejido de los contrapuntos y aún en de la misma armonía; los desarrollos se le presentan como nuevas ideas; la misma trama orquestal si se trata de una pieza sinfónica, lo desconcierta, a causa de la diversidad de los timbres; la obra se le aparece como un caos. Pero si la persona que posee un oído inculto, con buena voluntad repite las audiciones de aquella misma música que lo desconcertó empezará poco a poco a notar cómo la incógnita se le descubre, como sin comprender el porqué del fenómeno, lo que antes le pareció confuso e impenetrable, ahora comienza a deleitarle.
Porque es un don de la buena música el que cuanto más se oiga, más se aprecie y más conmueva. Por el contrario, la mala, si gustó en un principio, cansa pronto aún a los oídos menos educados.
Publicado en “MÚSICA, Álbum-Revista musical, Madrid 15 de Abril de 1917”
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